viernes, 4 de septiembre de 2020

Lávese las manos

 Más que una simple limpieza de manos

Las técnicas de asepsia se desarrollan a partir de la mitad del siglo XIX. Su objetivo es reducir o eliminar la presencia de contaminantes (virus, bacterias, parásitos y hongos) que pueden causar infecciones durante los procedimientos quirúrgicos.

La sepsis o “fiebre purulenta” acababa con más de la mitad de los enfermos operados; las autopsias eran la forma de estudiar estos casos después de fallecidos. La “fiebre puerperal” era causa de importante mortalidad en las salas de parto manejadas por médicos y estudiantes de sexo masculino, mientras que las adyacentes salas de partos donde atendían comadronas, la mortalidad por la fiebre puerperal era varias veces menor. Este fue el panorama que encontró el médico magyar Ignaz Semmelweis, quien estudió en la escuela médica de Viena (diseñada, al igual que la de Budapest por Van Swieten, pertenecientes al Imperio Austro-Húngaro) y se especializó en obstetricia y cirugía. Él quería dedicarse a la clínica médica, pero fue asignado al servicio de maternidad del profesor Klein, donde ocurría el grave problema que hemos delineado anteriormente. Observó que los estudiantes pasaban a atender partos después de hacer las autopsias, mientras que las comadronas –que no hacían autopsias-, atendían con una relativa “limpieza” sus partos. Posteriormente, en 1847, uno de sus asistentes murió de fiebre purulenta después de ser accidentalmente cortado con el bisturí de un estudiante que hacía una autopsia de una paciente fallecida con fiebre puerperal. Así que –raciocinó Semmelweis-, la sepsis puerperal y la fiebre purulenta, eran la misma cosa. Ordenó entonces el uso de agua clorada de lima para lavarse cuidadosamente las manos antes de atender partos. Y logró disminuir la enfermedad de un 18.5% a un 2.45%. Una serie de temores y de errores de médicos importantes dieron al traste con sus observaciones; aunque estos colegas quisieron ayudar en la diseminación del hallazgo, fueron muchas las críticas importantes como las del profesor berlinès Virchow; Semmelweis muere –víctima al parecer de sepsis- en una asilo para locos donde debió ser recluido debido a la enfermedad mental que padecía. Sólo muchos años más tarde se reconocería que este galeno de Budapest era el verdadero precursor de Lister, y que la destacada universidad de la ciudad del Danubio le pusiera dos siglos más tarde su nombre al centro docente.

En medio de ese mundo que aún no entendía los gérmenes, un hombre intentó aplicar la ciencia para detener la propagación de la infección, ese fue Ignaz Semmelweis.

Este médico húngaro trató de implementar un sistema de lavado de manos en Viena en la década de 1840 para reducir las tasas de mortalidad en las salas de maternidad.

Fue un intento digno pero fallido, pues fue demonizado por sus colegas. Pero eventualmente llegó a ser conocido como el "Salvador de las Madres" .

Antes del triunfo de la teoría de los gérmenes en la segunda mitad del siglo XIX, la idea de que las condiciones miserables en los hospitales desempeñaran un papel en la propagación de la infección no pasaba por la mente de muchos médicos. "A mediados del siglo XIX, se pensaba que las enfermedades se propagaban a través de nubes de un vapor venenoso en el que estaban suspendidas partículas de materia en descomposición llamadas 'miasmas'.

Tras concluir que la fiebre puerperal era causada por "material infeccioso" de un cadáver, instaló una cuenca llena de solución de agua clorada en el hospital y comenzó a salvar vidas de mujeres con tres simples palabras: "lávese las manos".

"Hay que tener en cuenta que lo que él estaba diciendo -aunque no en esas palabras- era que los estudiantes de medicina estaban matando mujeres, y eso era muy difícil de aceptar". Tras varias críticas negativas de un libro que publicó sobre el tema, Semmelweis arremetió contra sus críticos y llegó a tildar a médicos que no se lavaban las manos de "Asesinos".


Cuando no le renovaron el contrato en el hospital de Viena, Semmelweis retornó a su nativa Hungría, donde asumió el cargo de médico honorario relativamente insignificante y no remunerado de la sala obstétrica del pequeño Hospital Szent Rókus de Pest.

Tanto ahí como en la clínica de maternidad de la Universidad de Pest, donde más tarde fue profesor, la propagación de la fiebre puerperal era rampante hasta que él virtualmente la eliminó. Pero ni las críticas contra su teoría ni la ira de Semmelweis hacia la falta de voluntad de sus colegas para adoptar sus métodos de lavado de manos se apaciguaron.

Su comportamiento se volvió errático. A partir de 1861 empezó a sufrir de depresión severa y se volvió distraído. Y cada conversación lo llevaba al tema de la fiebre puerperal.

Un día, un colega lo llevó al Asilo de locos vienés con el pretexto de visitar un nuevo instituto médico. Cuando Semmelweis se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y trató de irse, los guardas lo golpearon everamente, le pusieron una camisa de fuerza y lo confinaron a una celda oscura.

Dos semanas después, Semmelweis murió porque una herida en su mano derecha se había vuelto gangrenosa. Tenía 47 años.


1- Luego de leer el texto, ¿cuál dirías que es la problemática?

2- ¿Qué es una septicemia? ¿qué es material infeccioso?

3- ¿Quién es Ignaz Semmelweis?

4- ¿Qué es la fiebre puerperal?

5a- Encuentra una explicación para la siguiente frase: “condiciones miserables en los hospitales”.

5b- ¿Qué similitudes encontrás con nuestra realidad actual?


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